
No sólo las películas quedarán para recordarle. Su afición por las carreras de coches (incluidas participaciones en las 24 horas de Indianápolis); la exitosa empresa de salsas que fundó; su envidiado matrimonio de más de 50 años con
Joanne Woodward, sobre el cual llegó a decir en una ocasión la famosa frase: "para qué quiero hamburguesas fuera si en casa tengo el mejor bistec" (algo así). También fueron conocidas sus numerosos actos humanitarios y políticos, siempre en defensa de los derechos humanos y los más desfavorecidos.
Se nos ha ido uno de los más grandes. Si no el que más. Hasta siempre, ojos azules.
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